El estreno de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en Granada no ha tardado en dejar su primer caso llamativo.

Apenas 24 horas después de su entrada en vigor, el pasado 1 de octubre, la Policía Local ha dado a conocer una infracción que ha generado revuelo tanto por el intento como por su torpeza.
Una conductora, en un acto de ingenio mal ejecutado, decidió manipular la matrícula de su vehículo con cinta aislante para intentar esquivar el control automatizado de las cámaras de la nueva ZBE.
El resultado: una multa de 6.000 euros y la retirada de seis puntos de su carné de conducir.
El hecho ocurrió el mismo día que Granada comenzó a aplicar oficialmente las restricciones de tráfico dentro de su nueva Zona de Bajas Emisiones.
Este sistema, similar al ya implantado en otras ciudades españolas, tiene como objetivo limitar el acceso a vehículos contaminantes en determinadas zonas del casco urbano. Aunque el Ayuntamiento había anunciado una aplicación progresiva de las sanciones, con la política de imponer solo una multa por conductor durante el primer mes de funcionamiento, la infracción detectada no dejó lugar a dudas ni indulgencias.
La conductora trató de alterar el número de su matrícula recurriendo a un método casero: colocó cinta aislante negra para modificar el número “6” y convertirlo en un “8”.
La intención era clara: engañar al sistema de cámaras que vigila la circulación en la zona restringida. Pero el ardid no solo fue detectado por los sistemas de vigilancia, sino que además fue calificado por los agentes como un intento burdo y mal ejecutado.
El suceso fue comunicado públicamente por la Policía Local de Granada al día siguiente, el jueves 2 de octubre. Lo hicieron mediante un mensaje en redes sociales cargado de ironía: “¡Atención, ‘genios’ del Art Attack!”, en alusión al popular programa infantil de manualidades. La referencia no era casual.
El intento de falsificación de la matrícula, por rudimentario y evidente, recordó a una chapuza escolar más que a un plan bien urdido para burlar la vigilancia electrónica.
Además de la multa económica, que asciende a 6.000 euros, la infractora se enfrenta a la pérdida de seis puntos en su permiso de conducir.
Este tipo de sanciones están contempladas en la legislación de tráfico por la manipulación de elementos identificativos del vehículo, considerada una falta grave.
No se trata solo de una infracción administrativa por acceder a la ZBE sin permiso, sino de una acción que compromete la seguridad y el control del tráfico urbano.
El episodio pone de relieve la falta de concienciación de algunos conductores ante la entrada en vigor de normas que buscan reducir la contaminación en el centro de la ciudad.
Mientras que la mayoría de los ciudadanos se adaptaron con normalidad al nuevo sistema según informó el Ayuntamiento, la primera jornada de la ZBE se desarrolló sin incidencias destacables, esta conducta aislada se ha convertido en el primer caso flagrante de fraude.
El uso de cinta aislante para modificar matrículas no es nuevo en España, pero sí infrecuente. Se trata de una técnica rudimentaria que en raras ocasiones logra su objetivo sin ser detectada.
Las cámaras de tráfico, diseñadas para captar imágenes de alta definición, cuentan con sistemas de reconocimiento automático de caracteres que fácilmente detectan alteraciones o inconsistencias en los números y letras de las placas.
En este caso, la modificación fue detectada mientras el vehículo se encontraba en una zona de carga y descarga dentro del perímetro restringido.
Desde el Consistorio se ha recalcado que la ZBE no busca castigar, sino incentivar una movilidad más sostenible. No obstante, se ha advertido que los intentos de eludir el control mediante prácticas fraudulentas serán sancionados con todo el rigor previsto en la normativa.
El periodo de adaptación anunciado por el Ayuntamiento contempla cierto margen de flexibilidad para errores involuntarios, pero no para manipulaciones premeditadas.
Este caso ha servido también para lanzar un mensaje disuasorio a quienes puedan estar considerando métodos similares. Lejos de lograr su propósito, este intento ha acabado siendo un ejemplo de lo que no se debe hacer.
La Policía Local ha aprovechado el suceso para reforzar la importancia del cumplimiento de las nuevas normas y ha subrayado que el seguimiento será constante y riguroso.
Por su parte, desde la ciudadanía ha habido reacciones encontradas. Algunos ven en la multa un castigo excesivo para una acción que, aunque sancionable, consideran menor.
Otros, en cambio, aplauden la firmeza de las autoridades y reclaman medidas ejemplares para garantizar el respeto a las nuevas restricciones ambientales.
Más allá de la anécdota, el incidente evidencia los retos que plantea la implementación de nuevas políticas de movilidad.
La ZBE de Granada forma parte de una estrategia nacional para mejorar la calidad del aire en las ciudades y promover un modelo de transporte más limpio.
Aunque su aplicación conlleva un cambio de hábitos, especialmente para quienes conducen vehículos antiguos o altamente contaminantes, las autoridades insisten en que se trata de una medida necesaria y que cuenta con alternativas para quienes necesiten adaptarse.
Mientras la ciudad se acostumbra a los nuevos controles, casos como el de la matrícula manipulada dejan claro que la picaresca no tiene cabida en este nuevo escenario urbano.
La tecnología y la vigilancia activa hacen cada vez más difícil eludir las normas, y las consecuencias de intentarlo, como ha quedado demostrado, pueden ser mucho más costosas que cumplirlas desde el principio.
Granada ha comenzado así su andadura con la ZBE, y aunque el balance general de la primera jornada ha sido positivo, esta sanción ha servido para dejar claro que las trampas, por simples o ingeniosas que parezcan, no tienen recorrido.
La cinta aislante puede servir para muchos apaños, pero nunca para borrar una matrícula ante el ojo atento de las cámaras.
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